Home Lois McMaster Bujold 13 A Civil Campaign Lois McMaster Bujold Borders of Infinity Lois McMaster Bujold 11 Memory McMaster Bujold, Lois MV7, Cetaganda firearms U.S. Army Marksmanship Unit Pistol Marksmanship Training Gu James Axler Outlander 02 Destiny Run 1025. McKay Emily Gorć…ce popośÂ‚udnie Cykl Diablo (2) Czarna droga Mel Odom Conan Doyle, Sir Arthur Baskerville 1.Piekara_Jacek_ _Sluga_Bozy |
[ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ] instalación militar de la frontera leal, un depósito de suministros. Drou tuvo que discutir durante varios minutos con el oficial de servicio para persuadirlo de que 1) los identificase, 2) los dejase entrar, y 3) les permitiese utilizar el sistema de comunicaciones militar para llamar a la base Tanery y solicitar un transporte. Al llegar a este punto, de pronto el oficial se volvió mucho más eficiente. Una nave de alta velocidad fue enviada de inmediato a buscarlos. Al acercarse a la base Tanery al amanecer, Cordelia tuvo una desagradable sensación de deja. vu. Era tan parecida a su llegada desde las montañas, que fue como si hubiese retrocedido en el tiempo. Tal vez había muerto e ido al infierno, y su eterno castigo sería repetir los acontecimientos de las tres últimas semanas una y otra vez, por toda la eternidad. Cordelia se estremeció. Droushnakovi la observaba, preocupada. El agotado Bothari dormitaba en la cabina de pasajeros. Dos hombres de Seguridad Imperial, para Cordelia absolutamente idénticos a los que acababan de asesinar en la Residencia, mantuvieron un nervioso silencio. Ella se aferraba a la réplica que llevaba en el regazo. La bolsa de plástico descansaba a sus pies. Aunque fuese irracional, no podía perder de vista a ninguna de las dos, aunque estaba claro que Drou hubiese preferido que la bolsa viajase en el compartimiento de equipaje. La nave se posó suavemente sobre su plataforma, y los motores quedaron en silencio. Quiero al capitán Vaagen, y lo quiero ahora repitió Cordelia por quinta vez mientras los hombres de Illyan los hacían descender hacia la zona de recepción. Sí, señora. Ya está en camino volvió a asegurarle el hombre de Seguridad Imperial. Ella lo miró con desconfianza. Cautelosamente, los dos hombres les retiraron el arsenal que traían consigo. Cordelia no podía culparlos; ella tampoco hubiese permitido que un grupo de aspecto tan desquiciado llevase armas. Gracias a las reservas de Ezar, las dos mujeres no iban mal vestidas, aunque no habían encontrado nada de la talla de Bothari, por lo que éste aún llevaba su roñoso uniforme negro. Afortunadamente, las manchas de sangre seca no se notaban demasiado. Pero todos tenían los ojos hundidos y el rostro demacrado. Cordelia se estremecía, Bothari sufría contracciones en las manos y los párpados, y Droushnakovi tenía la inquietante tendencia a llorar en silencio, en momentos imprevistos, deteniéndose tan repentinamente como comenzaba. Después de mucho rato sólo unos minutos, se dijo Cordelia con firmeza el capitán Vaagen apareció, acompañado por un técnico. Iba vestido con un uniforme verde, y sus pasos habían recuperado la velocidad acostumbrada. El único recuerdo de sus heridas parecía ser el parche negro que le cubría el ojo; no le quedaba mal y le otorgaba un cierto aire de pirata. Cordelia deseó que el parche sólo fuese temporal y parte de un tratamiento. ¡Señora! Él logró esbozar una sonrisa, la primera vez en bastante tiempo que había movido esos músculos faciales, sospechó Cordelia. Su único ojo tenía un brillo triunfante . ¡Lo ha logrado! Eso espero, capitán. Le entregó la réplica, la cual no había permitido que fuese tocada por los hombres de Seguridad Imperial . Espero que hayamos llegado a tiempo. Aún no se ha encendido ninguna luz roja, pero sonó una pequeña señal de alarma. Yo la desconecté, ya que me estaba volviendo loca. Él observó el artefacto y revisó las lecturas. Bien. Bien. Las reservas de nutrientes están muy bajas, pero aún no se han agotado. Los filtros continúan funcionando, el nivel de ácido úrico es alto, pero no ha sobrepasado los límites de tolerancia... creo que se encuentra bien, señora. Vivo, quiero decir. Necesitaré más tiempo para determinar lo que ha ocurrido con mis tratamientos de calcificación ante esta interrupción. Estaremos en la enfermería. En menos de una hora podré comenzar a efectuarle los servicios. ¿Cuenta con todo lo necesario allí? Los blancos dientes de Vaagen brillaron. Al día siguiente de su partida, lord Vorkosigan me permitió comenzar a organizar un laboratorio. Por si acaso, me dijo. Aral, te amo. Gracias. Vaya, vaya. Depositó la réplica en manos de Vaagen, y él se marchó a toda prisa. Cordelia permaneció sentada como una marioneta a la cual le hubieran cortado los hilos. Ahora podía permitirse el lujo de sentir todo el peso de la fatiga. Pero todavía no podía detenerse Tenía otra información muy importante que transmitir. Y no a esos dos sujetos de Seguridad Imperial, quienes seguían fastidiándola... Cerró los ojos y los ignoró, dejando que Drou balbucease algunas respuestas a sus absurdas preguntas. El deseo se enfrentaba con el miedo. Ella quería a Aral, pero lo había desafiado. ¿Esto habría herido su honor, habría lastimado su ego masculino tan barrayarés hasta el punto de no poder perdonarla? ¿Habría perdido su confianza para siempre? No, esa sospecha era injusta. Pero la credibilidad pública frente a sus pares, parte de la delicada psicología del poder... ¿habría quedado dañada por su culpa? ¿Habría alguna desdichada e imprevista consecuencia política por culpa de su actitud, algo que volvería a caer sobre sus cabezas? ¿A ella le importa? Sí, decidió con tristeza. Era un infierno sentirse tan cansada, y al mismo tiempo que le importara tanto. ¡Kou! El grito de Drou hizo que Cordelia abriera los ojos. Koudelka entraba cojeando por la puerta principal de la oficina. Gracias a Dios, el hombre volvía a vestir su uniforme y estaba pulcro y bien afeitado. Sólo las marcas grises bajo sus ojos no eran reglamentarias. A Cordelia le encantó notar que el encuentro entre Kou y Drou no era en absoluto militar. De inmediato el teniente se vio abrumado por la joven rubia y desaliñada, intercambiando palabras como «cariño», «amor», «gracias a Dios», «a salvo», «dulzura»... Los hombres de Seguridad Imperial se apartaron, incómodos ante la explosión de sentimientos que irradiaban de sus rostros. Cordelia se sintió complacida al mirarlos. Era un modo mucho más sensato de saludar a un amigo que todas esas estúpidas venias. Se separaron sólo para mirarse mejor el uno al otro, sin soltarse las manos. Lo has logrado dijo Droushnakovi con una risita . ¿Cuánto tardasteis... y lady Vorpatril se encuentra...? Llegamos sólo dos horas antes que vosotros dijo Kou con la respiración agitada, reoxigenándose después de un beso heroico . La señora Vorpatril y el niño están [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ] |
||||
Wszelkie Prawa Zastrzeżone! Jeśli jest noc, musi być dzień, jeśli łza- uśmiech Design by SZABLONY.maniak.pl. | |||||